Entender el estrés

Si no lo has leído, te recomiendo que primero leas el artículo ¿Dónde está, qué hace el sistema nervioso?.

Nuestro sistema nervioso cumple con muchas funciones y tiene muchos mini sistemas dentro de él.

Uno que nos resulta de gran interés es el que se encarga de regular el estrés.

El sistema nervioso se divide en el sistema nervioso central, compuesto por el encéfalo y la médula espinal y el sistema nervioso periférico que consiste en las ramas nerviosas que surgen en el cerebro y la médula espinal.

El sistema nervioso periférico se divide en el somático y el sistema nervioso autónomo.

El sistema nervioso somático nos ayuda a sentir el mundo y mover nuestro cuerpo. Se encarga de las sensaciones y motricidad, entre otras cosas.

El sistema nervioso autónomo es el responsable de ayudarnos a mantener homeóstasis en el cuerpo.

El sistema nervioso autónomo explica mucho de la biología que hay detrás del estrés.

El sistema nervioso autónomo, se divide en el sistema nervioso simpático y parasimpático.

Tal vez has escuchado ya esto antes.

La rama simpática se encarga de protegernos del peligro y es conocido como la rama de «luchar o huir». Reacciona al estrés con mecanismos poderosos que nos mantienen sanos y salvos. Evolucionó en esta manera para  protegernos del peligro como por ejemplo de osos o tigres, con la facilidad de enviar mucha energía a nuestro corazón, pulmones, brazos y piernas para combatir cualquier peligro.

Pero el problema al que actualmente nos enfrentamos es que ya no se requiere tanta energía del sistema simpático para combatir el estrés moderno.

Ahora, en lugar de ser atacados por un tigre el ataque puede llegar por ejemplo  de nuestra bandeja de correo electrónico llena de mensajes urgentes.

Con esta clase de peligros ya no se requiere demasiada energía en nuestros brazos, piernas y corazón para luchar o huir.

Se requiere más bien una actitud calmada y creatividad cognitiva para resolver las amenazas modernas.

Pero nuestro sistema nervioso simpático reacciona de igual forma a esta clase de peligros que a los que teníamos antes, así que activa la respuesta de luchar o huir, provocando estrés y afectando a la energía que necesita para digerir alimentos, para descansar, reparar tejidos, y en definitiva restaurarnos.

Así cuando ya tenemos estrés crónico, podemos observar altas tendencias de insomnio, gastritis, colitis …… ya que  el cuerpo no tiene oportunidad de bajar a un ritmo más armonioso.

El sistema parasimpático al contrario, se encarga de ayudarnos a bajar el estrés, regularizar la homeostasis y salud del cuerpo enviando señales para descansar, digerir alimentos, relajar, dormir, controlar la interacción social, entre otras muchas cosas.

Nuevas investigaciones del sistema nervioso parasimpático nos explican que el sistema también se divide en dos ramas, controlado por un nervio bastante mágico llamado el nervio vago.

En estos recientes estudios se ha conocido que tonificar, relajar  y estimular este nervio nos puede ayudar con la regularización del estrés.

Comprender las funciones y sensaciones de nuestro sistema nervioso es como una asignatura dentro de la Conciencia Corporal y necesitamos un poco de tiempo para poder entrar en este contacto más sutil.

Entrar en una relación con él, puede significar empezar a observar tus niveles de estrés en tu cuerpo y comprender cómo esto te afecta.

«El estrés es uno de nuestros mayores obstáculos para lograr tener más salud., bienestar y un mejor sentido de conciencia en el planeta. Sin embargo, hay algo aún más frecuente, especialmente en las grandes ciudades: el estrés crónico y sostenido, donde durante largos períodos de tiempo una persona no parece tener ninguna ruptura con las demandas de su vida. Nuestro sistema nervioso se altera al grado en el que hemos olvidado cómo es esa sensación de tener una respiración orgánica y natural, sentirnos relajados , poder conciliar un sueño reparador, recuperarnos rápido de una enfermedad, disfrutar de interacciones sociales de manera relajada etc. En este caso, el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático, a menudo están desequilibrados y están constantemente alerta a la conciencia de un peligro o amenaza.»